Del 24 de abril al 30 de junio del 2025

Aizenberg . Badii . Bengochea . Berni . Burton . Campanella . Coppola . Deira . Eguía . Forner . Maza . Kirin . Nojechowicz . Noé . Batlle Planas . Stern . Xul Solar

 

 

Más que un movimiento con bordes definidos, el surrealismo ha sido, desde sus orígenes, una zona de intensidad: una forma de ver y transformar el mundo, más que un estilo o una escuela. En su Primer Manifiesto (1924), André Breton lo definió como “automatismo psíquico puro”, subrayando su anclaje en lo inconsciente, lo pulsional y lo onírico. Al cumplirse cien años de aquel gesto fundacional, queremos aportar una visión del surrealismo en Argentina, explorando cómo esta corriente se manifestó y transformó en nuestro contexto cultural.

Muchos artistas, sin declararse surrealistas ni responder a sus dogmas, han incursionado en sus territorios: en la imagen del sueño, en la lógica de lo irracional, en el erotismo cifrado, en la sombra de la muerte. Estas dimensiones conforman un imaginario tanático que ha alimentado al arte moderno y contemporáneo bajo múltiples formas.

 

 

En Argentina, el surrealismo no se organizó como un grupo cohesionado, sino como una sensibilidad transversal que fue tomando cuerpo en obras muy diversas. SURREALISMOS propone un recorrido por esas derivas: una cartografía discontinua, hecha de tensiones, afinidades y desplazamientos. No busca trazar un canon ni fijar una estética, sino desplegar un campo de resonancias.

Desde los sistemas místicos de Xul Solar, donde palabra, color y símbolo construyen un mundo autónomo, hasta los fotomontajes de Grete Stern, que traducen sueños femeninos en alegorías inquietantes, el surrealismo argentino se manifiesta como una fuerza de ruptura. Horacio Coppola, incluso antes de su formación en la Bauhaus, había comenzado a experimentar con imágenes fragmentadas, composiciones abstractas y juegos ópticos vinculados a una sensibilidad surrealista. Ya en Alemania, en los años treinta, profundizó esa búsqueda mediante estudios de luz, reflejos y perspectivas que descomponen la realidad visible y la reconfiguran desde el umbral de lo onírico. Juan Batlle Planas, por su parte, traduce pulsiones internas en estructuras precisas, donde conviven lo metafísico y lo biológico.

En el terreno pictórico, la intensidad expresiva de Raquel Forner y la crítica social transfigurada de Antonio Berni revelan cómo lo fantástico puede ser también una respuesta ética al tiempo histórico. Roberto Aizenberg y Vito Campanella abordan la forma con un rigor obsesivo, erigiendo arquitecturas del inconsciente, mundos cerrados que remiten tanto al sueño como al abismo.

 

 

La muestra incluye además obras de artistas cuya práctica se inscribe en un surrealismo de lo matérico y lo simbólico. Libero Badii, con sus esculturas enigmáticas, da cuerpo a lo invisible; Fermín Eguía y Fernando Maza tensionan la figura y la abstracción para revelar zonas latentes de sentido. Miguel Bengochea, Kirin, Noe Nojechowicz y Luis Felipe Noé trazan otras líneas de fuga, en las que el gesto y el símbolo se entrelazan con lo ritual, lo político y lo lírico.

Finalmente, la obra de Mildred Burton, con su humor corrosivo y su erotismo cifrado, se ofrece como una forma de sabotaje al sentido común: una vía surrealista que dialoga tanto con lo cotidiano como con lo monstruoso.

Es importante destacar que el surrealismo en Argentina es una corriente viva y en constante evolución. La selección de artistas presentada en SURREALISMOS es solo un recorte dentro de un panorama más amplio que incluye tanto a figuras históricas como a creadores contemporáneos que exploran lo onírico, lo irracional y lo fantástico en sus obras. Esta muestra, por lo tanto, ofrece una visión específica dentro de un movimiento más amplio y diverso que continúa inspirando y desafiando las fronteras de la imaginación.

 

 

SURREALISMOS no es un relato cerrado. Es un mapa abierto, vibrante, donde lo onírico, lo pulsional y lo tanático —más allá de etiquetas o movimientos— siguen operando como fuerzas activas en la imaginación visual argentina.

Quizás sea pertinente —o al menos divertido— aclarar que este texto ha sido realizado con la asistencia de una inteligencia artificial. Es decir, con la ayuda de una entidad sin cuerpo, sin sueños y sin inconsciente (al menos por ahora), pero que, paradójicamente, ha colaborado en dar forma a un texto sobre el surrealismo. ¿Qué puede ser más surrealista que eso? Una máquina escribiendo sobre lo irracional. Una mente artificial evocando lo pulsional. Una prueba más —tal vez— de que lo real y lo irreal ya no se distinguen, o que la lógica, como siempre sospechó Breton, es solo una superstición burguesa.

Eugenio Ottolenghi
Gracias a una IA que aún no sueña, pero ya escribe.